Monday, September 10, 2007

Comentario de “Galletitas de Limón”


Profesora Teresa Menor Alarcón

Las hay embadurnadas de chocolate, leche, manjar, mermelada; con nueces, maní o ajonjolí. Las hay de diferentes formas, tamaños, sabores y colores. Pero en su esencia son galletas, que a la larga o la corta, dada la preferencia según sus características, reciben el diminutivo de “galletitas”. Pero sin duda hay unas que aún no ha probado vuestro paladar y esas son las “galletitas de limón” del escritor- narrador Josué Aguirre Alvarado.
El nombre de la producción literaria que el escritor piurano nos trae es una gran metáfora de la vida. Con la que se puede representar diferentes historias con sus matices propios de la mezcla entre la experiencia y el personaje que las vive. Cada historia es singular desde sus nombres, lenguaje, vestimenta hasta la ideología que sus personajes ebrios, fumones, tragones, extravagantes, huachafos, locos, cabaleros, y senderistas tienen.
Adentrémonos, pues de más cera a esta propuesta narrativa, que en sus seis extensos y no tan extensos capítulos se desarrolla con el título “Galletitas de Limón”.

“Sobre personas buenas”: deseos nada más.

Es la historia de la fracasada vida por doble partida de un “Señor” que funge ser escritor y, a la vez hace el papel del esposo abandonado por su mujer. Tal estado lo utiliza como excusa para encerrarse en su habitación y tratar de escribir la historia de un joven escritor que, por ser inexperto bebe y bebe hasta emborracharse. Actitud que el mismo Señor lleva a la práctica cuando se da cuenta de que no puede crearla, a pesar de tener como inspiración a una música que ni él ni su empleada entienden.

En el aspecto formal, el narrador utiliza el diálogo indirecto. El lector conoce la historia por la empleada, quien comunica lo que le está pasando a su amo, después de haber sido abandonado por su esposa.

También, hay una cierta correspondencia entre el lenguaje del personaje y su nivel de instrucción: tiene algo de popular y de familiar. Este tipo de lenguaje se constituye en un recurso del escritor para dar mayor veracidad de lo que cuenta.
Aquí la cita:
“…véalo usted, ahora tiene que volverlas a hacer porque así como están no sirven. Y anda… anda de un humor que por diosito que si ahorita entro a su cuarto me agarra a escobazos…”
“…Yo escucho todo lo que me lee y trato de quedarme calladita a pesar del aburrimiento, a pesar que al mismo rato pasan por radio la novela de La Perricholi. Esa sí es una historia, pero casi nunca la puedo seguir y sólo me salva que la Margarita,…”

El trabajo técnico del escritor se concretiza en el desarrollo simultáneo de dos historias: el amo que escribe y el joven escritor que pertenece a la vida el amo, como escritor. El primer mundo es ficticio; en cambio el otro, es un mundo posible. Ambos, reflejan la incompetencia temporal del personaje por conseguir su propósito.
Aquí, el Flashback es utilizado con la finalidad de poder hacer entender al lector (a razón de recuerdos) el estado actual del esposo, que día a día se aferra y ensimisma a su historia de nunca acabar, sobre el joven escritor.

En cuanto al nivel profundo, si tomamos en cuenta las unidades sémicas como por ejemplo “máquina” “vitrola”, “escobazos”, “Pericholi”, entre otras, la historia se remonta al tiempo colonial, un mundo que apenas avizora los adelantos posteriores de la ciencia.
“Sobre personas buenas” es una historia donde una empelada por lástima hacia su amo, quiere que éste escriba sobre el amor, o sobre personas buenas o villanas. Pero sólo es un deseo, porque ni su lealtad como empleada ni su deseo son suficientes para que su “amo” le haga caso y, en consecuencia deje de escribir lo que escribe.

En resumidas cuentas ni el escritor- personaje (amo y joven), ni el escritor- narrador (empleada), logran su objetivo.

Mijail Carranza, periodista: La vida misma de un periodista es una noticia.

Mijail, un iniciado en el periodismo intenta, poco a poco involucrarse en la vida periodística de diferentes maneras. Y es que Mijail quería ser periodista de los grandes, reconocido y aclamado. Sin embargo su primer choque contra la pared fue cuando empezó a hacer sus prácticas como asistente en la Sección de Redacción de un diario. Debía redactar una notita de un intento de suicidio por parte de un joven. Motivo: conflicto amoroso, pero no pudo. El sólo hecho de identificarse con el joven, no le permitió avanzar. Este suceso le llevó a que las cosas cambiaran radicalmente. La jefa ya le tenía preparado un nuevo puesto: Director de espectáculos. En un primer momento no le pareció fructífero, sin embargo se dio cuenta después que el estar frente al computador y navegando en Internet no era tan aburrido, sino todo lo contrario. Aprovechó para redactar a su estilo notas sobre artistas. Se sentía libre y a gusto. Pero de pronto, hubo una nueva disposición, entonces Mijail debe acostumbrarse a esa otra forma de trabajo: Redactar de forma mecánica sobre “cortes de luz”, “huelgas” e “inauguraciones por parte de los Alcaldes”. La diferencia es que ahora, su trabajo es remunerado.
Su estilo de vida ha cambiado, su aspecto y modo de ser también: fuma, no habla con casi nadie, no estudia. No le interesa nada ni nadie. Menos Carla que se hizo su amiga en el poco tiempo que trabajó para la columna de Espectáculos. “Los periodistas no tienen amigos” fue la frase que siempre recordaba.

Hasta ahora, el escritor estila poner en marcha dos historias a la vez. Una como pretexto para desarrollar a la otra, que es más interesante por cierto. En la primera, el narrador nos presenta el caso del joven con las iniciales AMHC, quien intenta suicidarse porque su novia por motivos de trabajo termina con él. En la segunda, a Mijail que por amor a su profesión y tomar tan apecho lo escuchado por profesionales afines a su carrera “Los periodistas no deben tener amigos”, se llena de valentía y confianza para dejar a su novia Michelle, olvidarse de su amiga Carla y, sobretodo, no sentir lo que vive. Esto último es el inicio para ser un reconocido periodista. Y eso es lo que quería ser Mijail.
Sin duda, la primera historia es el motor de arranque para conocer de cerca la vida de nuestro joven periodista.

Mijail, poco a poco, se convierte en el prototipo de un periodista que se encasilla en sus cuatro paredes de oficina, que no siente ni observa realmente lo que sucede en su entorno. Lo que pasa es que el personaje Mijail sufre una decepción (1), la cual poco a poco lo toma como algo normal, a tal punto de que hacer algo mecánico significa ser un buen profesional.
A este cambio de estilo representa Mijail que en un primero momento era limpio y arreglado, pero luego por los malos hábitos de fumar, se olvida de las amistades y de cuidar su aspecto personal (2).

Por otro lado, Mijail admira a Chicho Miranda por ser su columna periodística la más leída del periódico para el cual trabaja, pero a la vez lo detesta, como detesta a la periodista veterana, quien sólo piensa en viajar y viajar.
(1)“Ha planeado ir donde la jefa de redacción y decirle cara a cara que se ha decepcionado de la prensa, que los periodistas no tienen humanidad y que, encima, no aprecian ni lo lírico ni lo estético de sus trabajos”- Pág. 4
(2) “…responde él mientras se acomoda la camisa”. Pág. 7
Mijail intenta no ser él con la finalidad de conseguir lo que quiere, pero como dice Hermann Hesse: “El que quiere nacer, tiene que destruir un mundo”. Y Mijail nació de nuevo, pero sin destruirse así mismo, sin destruir su pasado que inconscientemente ignora. Michelle, Carla y el mismo joven que intentó suicidarse le dan valor para matar a un Mijail humano y hacer nacer en él un Mijail tirano.

En este capítulo, convergen la ideología existencialista: ser o no ser, y a la vez la ideología de identidad dual: soy y no parezco; no parezco y soy; no soy ni parezco.

¡Ajjj!: Odio a la mezcla racial se da a conocer en un bar.

Sandrita es extranjera y se irá a vivir con su marido Eddy a Puno. No sin antes saber que su “amiga” más conocida como la “china Tudela”, su pata del colegio, se sincere entre copa y copa de daiquiri en un corriente bar de la ciudad. ¿Sobre qué? Sobre su xenofobia a los cholos y cholas. Su odio tiene origen en una experiencia muy desagradable que pasó la llamada “China Tudela” con su novio gringo de nombre Morrison. Resulta que a la legada de su viaje fue a su departamento de la xenofóbica y ahí conoció a Laidi, su empleada, de quien se enamoró perdidamente y ambos se fueron a vivir juntos, lejos.
Por su parte, Sandrita sólo escucha, porque el hablar le traería más problemas, ya que su “amiga” confiesa que no sólo odia a Morrison, a Laidi y a Heddy, sino también la odia a ella por ser así: tonta, bestia.

Esta historia transcurre en un bar entre los colores de sus personajes y los sabores de la bebida que disfrutan. Aparentemente es un diálogo que discurre en la emotiva declaración de sus fobias de una susodicha que se cree tener el derecho de llamar como se le da la gana a los cholos, porque son eso: cholos. Sin percatarse de que su vida (bebida y mala fama) es peor que la piel “cochina” de éstos. El lenguaje que maneja la xenfóbica es corriente, popular y vulgar. ¿Propio de la bebida?, quizá.

Al igual que en las anteriores historia, también en este título se narran historias simultáneas. Una motivo de otra. La primera trata sobre Sandrita y Heddy y, la segunda sobre Morrison y Laidi. Ambas como soporte para conocer la ideología de la “amiga” de Sandrita: odio por los cholos.

El escritor nos presenta un hecho que no es tan lejano a la reliad. Ese romper cánones, leyes y costumbres por los seres humanos se encarna en los personajes de esta historia, las cuales no son vividas, sino contadas por alguien que sí está viviendo una vida simple, bohemia; de soledad y amargura, rechazo y odio hacia los que no son de su condición racial.

Chalet: Adan sensual sin calzoncillos.


Adan es consciente de que después del fracaso matrimonial le vendría mejor irse a vivir a Zaragoza, donde tendría mayor libertad y nada de presiones sociales respecto a su “soltería” después de los 40. Se instala en un lugar alejado de la ciudad, un chalet de dos pisos, cuyo dueño es don Eusebio. Allí Adan cree que su vida es el arte, específicamente la pintura y empieza a leer sobre técnicas artísticas, sobre pintores de renombre y luego intenta hacer un cuadro sobre el paisaje, pues está en el campo y eso le sería favorable. Sin embargo es un fiasco. Nuevamente intenta hacer un cuadro, pero esta vez los resultados, le obligan a olvidarse del arte y echarse a dormir mañana, tarde y noche. Sin embargo una mañana vuelven sus ganas de pintar, pero esta vez sobre un niño cogiendo una pelota. Escena que vio cuando un chaval se adentró en su jardín para recoger un balón. Para la evaluación del cuadro prefiere contratar a un maestro, puesto que lo considera por sí mismo una obra maestra. Júpiter “Jup” es el artista profesional que llega hasta el chalet, serio pero a la vez risueño. Sin embargo al ver al cuadro, se notó su lado serio. Y entonces, Adán asume que le falta conocer mucho sobre arte. Le propone dejarse enseñar. A lo que Júpiter expone algunos inconvenientes: movilidad, sobretodo. Adán con lo único que llegó a España fue con su camioneta que la ofreció a su maestro con tal de que venga a darle clases cuantas veces quiera. Y así fue. Pasaron los días y mientras sucedía algo extraño: muchos juguetes caían en el jardín del chalet y un niño siempre los venía a reclamar. Suceso que le pareció extraño a Adan.
Un día Adan decide poner en práctica las lecciones de su maestro Jup (recuerda Adan nada de color negro, más abstracción.) y después de quedarse dormido despierta con algo que creía sería la pintura perfecta: un jardín de donde brotaran juguetes. Felizmente aprobó la opinión de Jup. El cuado “el jardín embrujado” impresionó al pintor profesional y le sugirió que hiciera muchos de esos. Pasado un mes Jup llega a vivir en el chalet con Adan. Desde entones para el segundo todo es felicidad, orden, limpieza y cuadros y, sobretodo más juguetes que aparecen por doquier del jardín.
Es época de verano y Adan y Jup están felicites pues han elaborado producto de sus estilos abstractos un nuevo cuadro: la batalla de las flores. Luego de ese logro Adan le declara su amor a Jup a lo que éste queda impresionado. Aún así se siguen visitando, sólo que una vez (ya en la ciudad) Jup quería beber y como esto le trae un mal recuerdo a Adan, se disgustan enormemente. Empiezan los reclamos y al fin, ambos caminan por su lado.
Pasaron muchos día y Adan esperaba que Jup llegara en cualquier momento al chalet, pero nada. Ante esto empieza a pintar el rostro de Jup y, casi toda la temporada de invierno le cuesta para lograrlo. Cuando nuevamente llega Jup las ilusiones renacen en Adan, pero de pronto divisa en su jardín a un duende y sale corriendo tras él. Jup piensa que ya no lo quiere y entonces echa a andar su camioneta. Por otro lado, Adan vuelve y sube al 2do piso del chalet y encuentra a don Eusebio disfrazado de un duende.

El amor, la belleza, la fantasía y el arte son elementos que dan vida y color a este capítulo lleno de emociones, sensaciones y experiencias que los personajes viven desde su propio mundo. Adan, por su parte representa la tenacidad, la fuerza por conseguir lo que quiere, el amor limpio y la entrega sin reparos. Eusebio, un viejo que aprovecha la necesidad del inquilino Adan para hacerle creer que en ese lugar hay duendes.
Jup, representa el arte, la belleza, la abstracción, pero también el temor a lo desconocido, a las nuevas experiencias.

La sucesión de historias es el mismo juego que se repite y no cansa, sino que más bien enriquece las tramas narrativas que en este capítulo se cuentan.

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